Mis fieles palabras me han abandonado para dejarme perdida en tu desierto.
A mi razón no la he vuelto a ver des de que te confesé que te quería.
Mi sonrisa se ha confesado fiel admiradora de la tuya.
Mis manos se enfadan conmigo cuando les pido que olviden tu tacto.
Mis andares han perdido su rumbo.
Mi voz me falla cada vez que te nombro.
Y ya no oigo las voces, ahora oigo ruido.
Lucho contra mi día y noche, intentando organizar mis sentidos, perdiéndome constantemente.
Y tu ni te imaginas cuantas veces he pedido al viento que me prestara tu olor.
Ahora ya, no se a que actitud ceñirme, si cuando te siento solo quiero amarte.
No se hacer otra cosa que quererte.
No se donde se quedo mi yo, y donde empecé a ser tu yo.
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