sábado, 30 de mayo de 2009

El calor sumiso, la gente, y el valor, corrían fuerte entre lagunas. Las horas marcaban el amaraton totalmente insensibles. Tú mano rozaba la mía, a escondidas. Bajo la sombra, tus ojos ocultaban un beso, que no te atrevias a dar. El silencio, parecía uno más en la conversación. Solos en el salón aguardabamos la mirada brillante que de tanto en tanto se cruzaba, y sin decir nada, evitabamos. Tu piel caía cada dos por tres en un percance, y por error, tocaba la mía...

viernes, 1 de mayo de 2009

Aquella borracha situación empezó a ser morbosa. Ella volcó la botella de vino y le dijo:
-De aquí no te mueves hasta que no me queden las cosas claras.
Realmente ella sabía que no quería tener las cosas claras, sino tenerle a él. Él se agachó con amargura y se sentó con resignación.
-Empezamos entonces... - sugirió él.
-Te quiero.- Aclaró ella sin miedo.