domingo, 24 de enero de 2010

Es probable que el va y ven de mi cintura te recuerde a la tormenta de ayer y que salir a la calle y mojarte sea demasiado previsible. Sería pedir mucho si te pidiera que fijaras en un punto del blanco de mis ojos, y me cautivaras 5 segundos con la luz de tu mirada. Y si fuera así, igual prendería fuego, o quizás seríamos el hielo. Desdicha de tu ser, y de tus manos, aún así creciendo a cada paso de mi alma. Agua. Calma. Paciencia para tu punto y aparte, recuerdos despavoridos que se avanzan antes de que pasen. Y si me dejas, igual tus latidos aprendan a pintar la luz del alba o la vida entera.

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