martes, 12 de abril de 2011

Submarino

Aveces como un submarino consigues salir a flote. Ver el horizonte y el sol. Que tu mirada vuelva a brillar con intensidad. Pero a través de las ventanas. Sigues dentro de él, entre sus paredes, entre sus oscuridades. Y puedes sentir la angustia de depender de ese submarino para no ahogarte. No estas preparada para salir y nadar. Y permaneces allí, por miedo, sin poder escogerlo. ¿Y la libertad? No la tienes. No eres libre de salir al mundo porque estas encerrada en él. Porque por mucho que intentas salir, y incluso aunque dejes de quererlo tanto, él sigue teniendo la llave para distorsionar tu vida. Y como un títere atado por las cuerdas, intentas escapar una y mil veces, sin conseguirlo.

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