martes, 22 de marzo de 2011

Como gotas de agua.

Sin miedos podría contarte como en un instante me perdí. Podría contarte el silencio, el amor, el tiempo, el lugar y el momento en que caí, tropecé, y me desprendí ante tus brazos. Podría contártelo sin ti, sin nombrarte, sin recrearte, porque tu no estabas. Estaba yo, conmigo misma y con mi terrible y tan querida idea. Tus brazos me habían abrazado esa tarde y... yo no quería hacer otra cosa que querer tenerlos otra vez en mi. Me costaba la vida no quererte, y ese momento de lucha me hizo pensar. Pensar en ti, y en el amor. Si cuyas palabras tenían relación... Y la tenían, si. La tuvieron, para siempre. En ese instante te quise, y te empecé a querer hasta el infinito. Porque las relaciones por mucho que pesen nunca desaparecen...
No creo en el fin de los sentimientos. Querer no requiere nunca un fin. El único fin posible es la evaporación de los recuerdos, pero incluso sin recordar, un sentimiento permanece siempre. Te espera, te abraza, aveces te odia, otras te ama, pero siempre sigue allí, enganchado en las paredes de tu corazón...

Como gotas de agua... Te bañas en ellas, se evaporan, pero siempre llega un día en que... llueve.

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