martes, 28 de abril de 2009

Tenía ansias por besarle, y por cogerle esas manos. Lo deseaba tanto, que si aquello sucedía, la alegría la volvería loca de felicidad. Pero aquello no era un echo, y esperar con la ilusión de que se hiciera realidad, costaba muchos llantos. Se lo merecía, y es que por una vez, algo tenía que salirle bien. Hacía un año que las cosas no le marchaban, o quizás más. Las torpezas de la vida se le habían cruzado en una época muy corta, pero muy dura. Ahora le deseaba, y iba a luchar por ello. Quererle le hacía feliz, pero poder demostrárselo la haría aún más contenta.

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