martes, 31 de marzo de 2009

Ardiendo sin cesar un interminable sentimiento de calma. La lluvia, mientras tanto, golpea el cristal al son de las baladas que suenan en mi habitación, y el pensar se pierde entre tu imagen y la lejanía. Arrancando trozo a trozo tu ser de mi memoria, durante unos días, y sintiendo cada día que vivo algo que llevo cientos y cientos de días repitiendo. Como un dejavú constante, un corazón que late desde el día en que te beso, atravesado por tu amor.

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